Más de 370 rescatistas trabajan en la búsqueda de sobrevivientes bajo los escombros del local Jet Set, colapsado durante una concurrida presentación del cantante Rubby Pérez. Aún no se ha confirmado el paradero del artista.
Una tragedia sacudió la madrugada del lunes a Santo Domingo, cuando el techo de la discoteca Jet Set colapsó durante una actuación del reconocido merenguero Rubby Pérez. Según el último reporte del Centro de Operaciones de Emergencias (COE), al menos 15 personas murieron y decenas resultaron heridas. El hecho ocurrió pasadas las 12:40, en plena presentación musical, ante una multitud que se había congregado como cada lunes en este popular local nocturno.
Hasta el momento, las autoridades han logrado rescatar con vida a 46 personas, que fueron atendidas en centros de salud cercanos. Sin embargo, los equipos de emergencia aún trabajan intensamente entre los escombros, guiados por voces que piden auxilio desde el interior de la estructura derrumbada. La incertidumbre es aún mayor debido a que se desconoce cuántas personas había en el lugar en el momento del siniestro. El despliegue de asistencia incluye ambulancias, unidades del 9-1-1, bomberos, Policía Nacional y efectivos del Ministerio de Defensa.
La situación generó conmoción entre los familiares de los asistentes al show, que se congregaron en las inmediaciones en busca de noticias. Se montó una carpa de apoyo psicológico para contener a los allegados de las víctimas. La angustia también se trasladó a los hospitales, donde se leen públicamente los nombres de los sobrevivientes. En tanto, la hija del cantante confirmó que su padre permanece atrapado bajo los restos del techo, mientras que uno de los músicos habría fallecido.
El gobierno dominicano sigue de cerca la evolución de los hechos y aseguró que todas las fuerzas disponibles están enfocadas en el rescate. Aunque aún no se ha determinado la causa del derrumbe, las autoridades ya abrieron una investigación para esclarecer lo ocurrido. Las imágenes aéreas del lugar muestran una escena desoladora, mientras las tareas de remoción continúan sin pausa, con la esperanza de encontrar más sobrevivientes.