Desde pequeño, Nicolás Pascuali sintió la curiosidad por descubrir el mundo. A sus 32 años, logró visitar los 196 países y relata sus experiencias de viaje.
Visitar todos los países del mundo es un logro que pocos pueden contar. Nicolás Pascuali, un argentino de 32 años, lo hizo realidad tras una planificación financiera y ocho años y medio de viaje. "Siempre quise conocer el mundo entero", contó en diálogo con Radio Nordeste. Su pasión por la geografía nació en la infancia, cuando usaba un globo terráqueo y buscaba información en la enciclopedia Encarta.
El primer destino de su travesía fue Uruguay, un punto cercano para iniciar su desafío. "Hay que empezar por lo fácil", explicó. Sin embargo, con el tiempo su aventura lo llevó a los rincones más lejanos y exóticos. Cuando se le preguntó por su país favorito, no dudó en elegir Irak: "Me encontré con una hospitalidad increíble y una cultura fascinante".
Entre sus anécdotas más insólitas, recuerda un episodio en Irak donde fue detenido bajo sospecha de espionaje. "Me tuvieron retenido 48 horas, pero terminé jugando al backgammon con el carcelero y viendo la final del Mundial", relató entre risas. Su capacidad de adaptación y la curiosidad por la cultura local fueron claves para sobrellevar los momentos de tensión.
Los viajes también le dejaron enseñanzas sobre la hospitalidad en distintas partes del mundo. En Arabia Saudita, una mujer sudanesa interrumpió su jornada laboral para llevarlo 400 kilómetros hasta su destino y luego regresar. "La solidaridad en Medio Oriente es impresionante. Para ellos, un invitado es sagrado", destacó.
El idioma nunca fue un obstáculo. Pascuali manejó sus travesías con inglés, español e italiano, y adquirió conocimientos básicos de árabe, francés y ruso. "Cuando viajás solo, tenés que sociabilizar. Es necesario para sobrevivir y te abre muchas puertas", explicó.
Ahora que completó su desafío, Pascuali no planea detenerse. Seguirá explorando el mundo, compartiendo sus experiencias en redes sociales y descubriendo nuevos rincones. "El mundo es un lugar infinito de aprendizajes", concluyó.
