El cantante enfrentaba una posible pena de siete años por amenazas y privación de la libertad
El Tribunal en lo Criminal N°3 de Mercedes dictó sentencia este jueves contra el cantante de cumbia 420 Elián Ángel Valenzuela, conocido artísticamente como L-Gante, estableciendo una condena de tres años de prisión condicional. El fallo, emitido por el juez Ignacio Racca, se alejó considerablemente del pedido fiscal de siete años de prisión efectiva, descartando varios de los cargos originales.
En un juicio que captó la atención mediática, particularmente por la presencia del polémico ex fiscal Claudio Scapolán como defensor, el magistrado desestimó las acusaciones más graves contra el músico, incluyendo la privación ilegítima de la libertad y el agravante del uso de arma. Sin embargo, mantuvo los cargos por amenazas en dos episodios distintos, uno de ellos vinculado a incidentes ocurridos a la salida de una discoteca en la zona oeste del Gran Buenos Aires.
La sentencia consideró diversos factores atenuantes, entre ellos la ausencia de antecedentes penales del artista y el contexto de los hechos, que incluyó el consumo de alcohol durante la madrugada. El juez Racca también señaló la presencia de testimonios contradictorios durante el proceso, advirtiendo sobre posibles casos de falso testimonio, y descartó la imputación por tenencia de estupefacientes.
Durante su última intervención antes del veredicto, Valenzuela, quien estuvo detenido casi tres meses por esta causa, manifestó su enojo por la situación y defendió su inocencia, sugiriendo presiones económicas detrás del proceso judicial. El fallo incluyó una condena por un episodio anterior donde el cantante había proferido amenazas y causado daños a un vehículo, incidente en el cual, según quedó acreditado, expresó claras intenciones de amedrentamiento hacia una de las víctimas.
La resolución judicial marca un punto de inflexión en la carrera del controversial artista, quien logró evitar la prisión efectiva pese a la gravedad de las acusaciones iniciales. El veredicto, si bien reconoce la existencia de conductas delictivas, representa un desenlace favorable para L-Gante frente a las expectativas de la fiscalía que buscaba una condena significativamente mayor.