El reciente caso de un colegio secundario ha puesto en evidencia los efectos invisibles del uso indebido de la inteligencia artificial (IA) en adolescentes. Aristides Álvarez, representante de la Asociación Civil “Si nos reímos, nos reímos todos” de Rosario, adviertió sobre las consecuencias que estos hechos pueden tener en la formación ética y moral de los jóvenes. “El mal uso de la tecnología está generando un daño significativo entre compañeros y compañeras”, señaló Álvarez, resaltando la necesidad de abordar esta problemática con seriedad.
La viralización de imágenes comprometedoras ha suscitado una amplia discusión sobre la ética y los valores familiares. Según Álvarez, “la educación digital debe ser un contenido transversal, al igual que la educación sexual integral (ESI)”. Él enfatizó que es fundamental que las familias se involucren activamente en la educación de sus hijos sobre el uso responsable de la tecnología, ya que, “los padres son los primeros educadores”.
En su análisis, Álvarez señaló que muchos adolescentes no comprenden la dimensión de sus acciones. “La mayoría no toman en cuenta las consecuencias de lo que hacen y la facilidad con la que se puede viralizar una imagen”, afirmó. Este fenómeno, antes restringido a bromas locales, ahora puede escalar rápidamente y tener repercusiones a gran escala. “Hoy, una imagen puede ser compartida masivamente, lo que agrava aún más el daño”, añadió.
Álvarez también mencionó que existe una falta de regulación en el uso de la IA a nivel internacional. “Estamos lidiando con una herramienta poderosa que no tiene normas claras sobre su mal uso”, adviertió. Esta ausencia de regulación lleva a que muchas familias y escuelas se sientan desbordadas ante la situación.
El enfoque de la Asociación es preventivo. “Estamos trabajando para concienciar tanto a niños como a adultos sobre el uso adecuado de estas herramientas”, comentó Álvarez. No obstante, observó que hay una resistencia en la participación de los padres en estas capacitaciones. “Solo un 5% de los padres asiste a las reuniones informativas que organizamos. Es alarmante”, lamentó.
Finalmente, Álvarez concluyó que “la ética y la moral se han perdido en nuestra sociedad, y eso se refleja en el comportamiento de los jóvenes”. La solución, según él, requiere un esfuerzo conjunto entre familias y escuelas para educar a las nuevas generaciones sobre el uso responsable de la tecnología y los valores fundamentales que deben guiar sus acciones. “No podemos dejar que la falta de educación en estos temas siga dañando a nuestros chicos”, enfatizó.